Escultor Jesus de la Vega
Escultor
Con 11 años hizo su primera exposición de esculturas con nada menos que 75 obras en diferentes materiales. Sus primeras obras las realizó en plastilina y barro, y posteriormente en bronce fundido. Su primera obra importante fue una escultura de 30 cm de un viejo.
Entre sus primeras obras expuestas está la de Mero el barrendero, una figura por todos conocida en Torrelavega en los años 70, hoy la podemos ver cuando paseamos por los jardines de Pequeñeces, es una abra realista y de pequeño tamaño que refleja los defectos físicos del barrendero.
Inició sus estudios de bellas artes en Madrid en la academia de San Fernando pero su inquietud y sus ganas de trabajar le llevaron a aprender técnicas en un taller de fundición y a abandonar la academia.
Sus obras se empiezan a vender a particulares y a instituciones publicas desde muy joven, con lo que hoy adornan plazas, rotondas, avenidas, jardines, y edificios públicos.
Su inquietud creadora lo llevó durante un año a Los Ángeles en Estados Unidos (1991), la escasez de medios de que la disponía allí la solventó utilizando como material los cartones de embalaje de los supermercados, de esta etapa recuerda con especial cariño la escultura de un gigantesco teléfono rojo construido a partir de embalajes de agua. Cuando se estaba haciendo un hueco en el ambiente artístico en la ciudad del cine su nostalgia por Cantabria le hizo regresar y hoy tiene su taller en su casa de Puente Avíos.
Su obra esta catalogada como expresionista y constructivista y con un gran realismo al mismo tiempo. El expresionismo trata de darle más intensidad de expresión a las esculturas, con unos gestos exagerados consigue una gran fuerza emocional. El constructivismo se caracteriza por estar interesado en las formas de la arquitectura, organización de los planos y la expresión del volumen.
En sus esculturas olvida el clásico canon griego de las siete cabezas y escoge el canon de súper héroe (ocho cabezas) con lo que sus personajes son como superhombres similares a los de los comics, fuertes, duros y con interior abierto a la vista. No son las figuras de dimensiones perfectas sino seres casi humanos de gran fuerza y tamaño.
Jesus Gonzalez de la Vega
Inició sus estudios de bellas artes en Madrid en la academia de San Fernando pero su inquietud y sus ganas de trabajar le llevaron a aprender técnicas en un taller de fundición y a abandonar la academia.
Sus obras se empiezan a vender a particulares y a instituciones publicas desde muy joven, con lo que hoy adornan plazas, rotondas, avenidas, jardines, y edificios públicos.
Su inquietud creadora lo llevó durante un año a Los Ángeles en Estados Unidos (1991), la escasez de medios de que la disponía allí la solventó utilizando como material los cartones de embalaje de los supermercados, de esta etapa recuerda con especial cariño la escultura de un gigantesco teléfono rojo construido a partir de embalajes de agua. Cuando se estaba haciendo un hueco en el ambiente artístico en la ciudad del cine su nostalgia por Cantabria le hizo regresar y hoy tiene su taller en su casa de Puente Avíos.
Su obra esta catalogada como expresionista y constructivista y con un gran realismo al mismo tiempo. El expresionismo trata de darle más intensidad de expresión a las esculturas, con unos gestos exagerados consigue una gran fuerza emocional. El constructivismo se caracteriza por estar interesado en las formas de la arquitectura, organización de los planos y la expresión del volumen.
En sus esculturas olvida el clásico canon griego de las siete cabezas y escoge el canon de súper héroe (ocho cabezas) con lo que sus personajes son como superhombres similares a los de los comics, fuertes, duros y con interior abierto a la vista. No son las figuras de dimensiones perfectas sino seres casi humanos de gran fuerza y tamaño.
Jesus Gonzalez de la Vega